Morosidad, cómo acabar con ella.

Morosidad

Cuando el volumen de trabajo de una empresa crece es más complejo hacer un seguimiento de todos los pagos, y puede aparecer la morosidad. El problema que genera la morosidad en cualquier negocio es que acaba con el margen de esta para tomar decisiones. ¿Una reforma en el local? ¿Una contratación importante? ¿Un proyecto que requiere de un avance? Por eso te vamos a contar cómo acabar con la lacra de la morosidad en tu negocio.

Lo primero que un negocio debe hacer para controlar la morosidad, es ser muy meticuloso con el control de las cuentas y facturas. El tiempo dedicado a la tesorería es un tiempo que luego uno suele ahorrarse en otras situaciones, como, en este caso, con las facturas impagadas. Vayamos por partes:

Controla tus cuentas

Cómo ya hemos dicho, el tiempo dedicado a las cuentas nunca es tiempo perdido. Y la mejor manera de controlarlas es, además de con un buen contable, contar con un software que te facilite todas las cuentas, como un software ERP.

Ya hablamos de las ventajas de un software ERP sobre uno de contabilidad convencional, pero hay que sumar el conocimiento extra que aporta sobre un cliente. Si vemos que un cliente moroso requiere además de una inversión inicial potente en los servicios que se le ofrecen, podremos decidir mejor los siguientes pasos.

Mantén el contacto con tus clientes
La mejor forma de evitar descuidos o impagos es mantener siempre el contacto con el cliente. Además, es la mejor manera de gestionar un cliente, hablar con él a menudo, aunque sólo sea para recordarle un pago que va a vencer.

Atento a los tiempos

Pese a la existencia de una ley contra la morosidad, pocos negocios pueden permitirse el lujo de denunciar a sus propios clientes. Por ello es mejor que seas responsable de los vencimientos.

Ten apuntado siempre los vencimientos dados en cada factura y controla a los clientes que reincidan. Puede que resulten interesantes, pero si conllevan siempre un tiempo extra de reclamaciones, están resultando cada vez menos rentables. Evita que te resulte caro inicialmente pidiendo adelantos si su servicio requiere de una inversión inicial.

No seas el banco de tus clientes

Muchos pagos a destiempo están pensados a propósito para tener mayor liquidez. En estos casos el cliente se está financiando sin intereses a nuestra costa. Y esto puede conllevar gastos y adelantos no deseados, como las recaudaciones de IVA de facturas pendientes. En muchos casos puedes reclamar devoluciones a Hacienda para evitarlo, pero no es lo más deseable.

Puede ser que se estén aplazando los pagos por fuerza mayor. En este caso un buen contacto con el cliente y una buena relación pueden facilitar adelantos del pago, financiaciones u otros medios de cobro.

Otra forma de evitar impagos es investigar bien al cliente. Podemos contactar con otros proveedores para preguntar por los pagos. A veces es mejor decir no a un posible cliente que todos los problemas que puede conllevar.

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