La privacidad en las redes sociales es una preocupación que ha ido creciendo entre toda la ciudadanía y las administraciones en los últimos años. Hemos pasado de colgar cualquier cosa que hacíamos en redes como Facebook o Twitter, a cambios que permiten bloquear y elegir opciones de privacidad. Sin embargo, no paran de filtrarse informaciones que muestran que las empresas no cumplen su parte. Y todo ello en medio de un cambio legal que ha convertido nuestros buzones de correo electrónico en un alud de recordatorios.
Llevamos unos meses en los que no paramos de recibir noticias sobre gobiernos y empresas que han obtenido de forma fraudulenta datos de ciudadanos. Ya fuera a través de Facebook o, incluso, de la App de la Liga de Fútbol. El Brexit, la victoria de Trump, el espionaje ruso, los bares que emiten partidos sin licencia, las marcas que se aprovechan de esta información. Un bombardeo de noticias negativas que nos recuerdan día a día que nuestros datos han pasado de ser algo personal y controlable, a un recurso para empresas y administraciones.
¿Estamos obligados a escoger entre publicidad y privacidad?
Hasta ahora, la publicidad ha servido para que muchos medios de comunicación ofrecieran contenidos sin que su audiencia tuviera que rascarse el bolsillo. Es obvio que lo que ofrecían a los anunciantes eran perfiles de la audiencia. Sin embargo, los datos que podían ofrecer eran muy limitados (no por ello menos útiles).
Muchos auguraban que esta situación cambiaría con las nuevas tecnologías de la información, y comienza a ser evidente, que no iban desencaminados. Ahora cuentan con la gestión de grandes cantidades datos que ofrece el Big Data gracias a las mejoras en computación y con la aparición de todo tipo de artilugios que han introducido micrófonos y cámaras nuestros bolsillos, bolsos y hogares. Esta situación ha sido muy suculenta para las grandes empresas que han visto como los propios usuarios han facilitado todo tipo de datos de su día a día.
Está claro que mucha gente ha pasado de hablar de su vida a sus círculos íntimos, a mostrar sus rutas o incluso su posicionamiento en todo momento o fotografiar y compartir todo lo que vive. En muchos casos esta irresponsable forma de distribuir información ha provocado problemas de seguridad graves.
Pero, volvamos a la pregunta, ¿estamos obligados a elegir entre publicidad y privacidad en las redes sociales? ¿Crear una red que fuera privada, la convertiría en una red de pago? Algunos han comenzado a trabajar para demostrar que no es necesario, por ejemplo, los creadores de Vero han considerado que la publicidad, la pueden crear los propios usuarios compartiendo productos o lugares, mostrando enlaces oficiales para su compra. O Telegram, que está en plena lucha con el gobierno ruso que exige los datos de encriptación de este sistema de mensajería.
De todas formas, las alternativas a estas redes ya están apareciendo. Y claro, también podríamos hablar del caso contrario, redes como Twitter, que, excepto si quieres conservar anonimato o haces privada tu cuenta, es un sistema completamente abierto e indexado. Dos formas diferentes de abordar este problema, dando al usuario la libertad de controlar con detalle qué comparte y con quién o que sea consciente de que todo lo que comparta, estará en las manos de cualquier persona, empresa o institución.
¿Puede la legislación proteger nuestra privacidad en las redes sociales?
Como ya hemos comentado, hace poco se ha empezado a aplicar el nuevo Reglamento General de Protección de Datos en la Unión Europea. Este reglamento se aprobó el 25 de mayo de 2016 y hasta 2 años más tarde no ha sido de aplicación. Este nuevo reglamento se ha centrado en dos aspectos: crear un régimen de protección de datos a nivel de la UE que deben cumplir también empresas extranjeras con datos de residentes de la UE y ofrecer un nuevo conjunto de “derechos digitales” a los ciudadanos de la Unión.
Esta ley es mucho más dura y detallada de lo que ya eran la mayoría de leyes de protección de datos de cada país o de lo que lo es en Estados Unidos. Sin embargo, su sola existencia no puede garantizar nuestro derecho a la intimidad, es algo que requiere de honestidad por parte de las partes implicadas, de transparencia y de mucha vigilancia. Sólo hay que ver las noticias sobre Facebook.
Es muy probable que Mark Zuckerberg sea el primero de muchos responsables de redes sociales que tendrán que pasar por delante de comisiones de investigación y, quien sabe, de juicios por la venta ilegítima de datos personales de sus usuarios. No sólo hablamos del caso de Cambridge Analytica, también del caso que recientemente ha destapado el Wall Street Journal y que afecta a un grupo selecto de 60 grandes empresas.
Estas nuevas filtraciones afirman que se proporcionó información sobre las listas de amigos, números de teléfono y los grados de proximidad entre contactos incluso de perfiles privados. Una filtración que ha aparecido sólo un día después de que la red admitiera que hizo público el contenido privado de 14 millones de usuarios.
Si todo esto ya ha ocurrido con legislaciones vigentes y acuerdos con las instituciones, ¿estamos seguros ante nuevos casos? Esto es algo que el GDPR europeo pretende hacer frente con el que se denominan Autoridades de Supervisión. Así que veremos si son capaces de velar por el cumplimiento de la ley o volveremos a escuchar sobre más y más fugas de datos.
¿Cómo puedo proteger mi privacidad en las redes?
Es una cuestión compleja, porque cada red tiene unas condiciones especiales y ya hemos visto que algunas no dudan en incumplir los contratos con sus usuarios. Lo mejor de todo, es ser muy conscientes de que estamos compartiendo en cada momento. Y también tenemos que tener en cuenta las opciones que nos da cada aplicación y red social. Por ejemplo, Strava nos permite marcar una zona alrededor de un punto geográfico en el que, al compartir los datos, no se muestren los detalles del recorrido dentro de este radio. Esto puede servir para proteger la ubicación de nuestra casa, especialmente si vivimos en urbanizaciones alejadas del centro urbano donde los robos son algo más habitual.
Compartir tu ubicación en todo momento puede producir los mismos problemas. Hay que ser muy cuidadosos con quien compartimos cada información. Y si una red o aplicación filtran datos o las han vendido sin nuestro permiso lo más recomendable sería poner una reclamación y darse de baja.
Sin embargo, somos conscientes de la dificultad de abandonar ciertas redes sociales dado que encontramos el círculo de amistades, compañeros y familia. En estos casos se les puede comunicar que disminuirá su presencia en la misma o que ellos hagan lo mismo.